Los ángeles siempre se están comunicando con nosotros, solo hay que estar atentos y dejarse sorprender.
Un hombre visita la casa de Magio y conoce a su ángel de la guarda, que tiene un nombre bastante particular: Eliseo.
Empieza su relación con su ángel, comienza a
integrarlo a su vida diaria. Le pide su compañía, su protección, le conversa y le cuenta sus cosas. Un día se sube a un bus de camino al trabajo y piensa para sí mismo: «¿Será que estoy hablando solo? ¿Será que me estoy inventando todo
esto?» Lo que es normal, dudar... Entonces, decide pedirle a su ángel una prueba de que
no es así. Le pide una señal, pero va más allá aún, lo pone en sus propios términos: «Quiero
que me des la señal, justo aquí, ahora, en este bus.» Y sentado como iba, se
queda mirando por la ventana, atento y deseoso de la reclamada indicación. No ve en el camino nada en particular que
llame su atención y que él pueda considerar una verdadera señal.
Al instante oye que, en la parte de atrás del bus, un teléfono timbra. El dueño se apresura a
contestar y en un tono fuerte de voz, que no da lugar a dudas, dice: “¿Eliseo? ¿Qué más, hermano, cómo le va?”
* Las historias están
basadas en hechos reales, sin embargo, algunos nombres, lugares y detalles han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.
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