Tengo 50 años y soy madre de 7 hijos, entre ellos uno que falleció a los 3 años. Me pasé 23 años peleada con Dios y mi ángel guardián, porque la vida me puso pruebas muy duras y me convertí en un ser de oscuridad.
En 2016 perdí a mis hijos mayores porque se fueron de mi lado y hasta
hoy no los he vuelto a ver. Mi matrimonio de 23 años caía en picada, pero a
fines del verano de ese año, mi pareja me llevó por primera vez a conocer a su
familia, pasamos un lindo 31 de diciembre y de regreso de pasar las fiestas, me
comunica que nuestro matrimonio se termina y ahí comienza mi infierno.
Lo perdí todo, me dejó en la calle, sólo me quedó la ropa tirada en el suelo
y mis dos hijos pequeños. Luego, el 15 de enero mi hija regresa del viaje.
Sentía mucho dolor, tristeza y decidí acudir a un juez pidiendo la alimentación
de mis hijos, pero es por un juez que me obligan a vivir con mi exesposo en la
misma casa y con mi hija de 17 años que me golpea.
Ya habrían pasado unos dos años en esa situación cuando una tarde,
cansada de todo, le digo a mis pequeños se vayan a pasear. Tomo una piola para
matarme, pero en ese momento, llorando, le
pido a la Virgen Milagrosa, a San Miguel Arcángel y a mis ancestros que me
ayuden a tomar coraje. Ellos ponen a mi hijo menor frente a mí, diciendo: “Mamá,
te amo por lo fuerte que eres, eres una guerrera.”
Y de ese día en adelante camino de la mano de la Virgen, luchando por
ponerme en pie, con los ángeles y arcángeles que son una bendición en nuestras
vidas. Hoy doy gracias por lo que viví, porque era para sacarme de ahí y hacerme
una mejor persona, una mejor versión de mí. Amo a mis ángeles guardianes y a San
Miguel Arcángel.
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