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La polilla

Es bueno convencernos de que obtener resultados inmediatos, es posible.


Un hombre que se dedica a los bienes raíces visita la casa de Magio y allí recibe el mensaje de su ángel de la guarda. Decide ponerlo a trabajar de inmediato, lleva un tiempo sin poder vender un apartamento que tiene anunciado en varias páginas web de inmobiliarias. Él necesita venderlo y los dueños también lo necesitan, así que le pide a su ángel que lo ayude.

Se va a descansar y un aleteo no lo deja dormir. Enciende la luz y ve una extraña polilla que vuela en su habitación. Luego, se posa en uno de los muebles y él con su teléfono le toma una foto, porque algo le llama poderosamente la atención: es como si las manchas de las alas del insecto formaran el rostro de una persona.

No ha soltado el teléfono de sus manos, cuando lo siente vibrar. Recibe el mensaje de una persona que desea ver el apartamento tan pronto como sea posible, está muy interesada y quiere acordar una cita. 

Responde de inmediato, sabiendo de corazón, que el negocio será una realidad.


* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.

Ni siquiera tengo ganas... o ¿Quién trabaja para quién? II

Para quienes ya conocieron al “dúo dinámico” del investigador en criminalística y su ángel guardián Aníbal, en ¿Quién trabaja para quién? Aquí, otra de sus aventuras.


El investigador viene por la acera caminando tranquilo un día, también fuera de servicio, o al menos del servicio de la policía… Siente que su ángel guardián le solicita algo que le parece sumamente extraño: le pide que vaya a orinar tras el muro de la esquina.

«¡Ni siquiera tengo ganas de orinar…!» piensa para sí «…y menos en plena calle.» Pero como es ya bien sabido, está entrenado para obedecer y su profunda fe lo hacen acatar la orden sin chistar. Apenas si alcanza a llegar hasta la mencionada esquina y ubicarse tras el muro, cuando un bus lleno de pasajeros, que viene desbocado por la calle, al parecer sin frenos, se dirige hacia la acera, que hace de rampa y en un enorme salto, choca justo contra el muro que lo protege, volcándose de lado. «¡De la que me he salvado» alcanza a pensar, pero reacciona «¡De la que me has salvado!» agradece conmovido a Aníbal. 

Y basta apenas un instante para que se recupere del susto, porque como el golpe ha sido muy fuerte, los pasajeros están heridos. Nuestro héroe se hace cargo de la situación: ordena a los que pueden salir por sí solos, por las ventanas, informar del accidente para que envíen pronto ambulancias. En tanto él ayuda a salir a los que no han podido hacerlo, se encarga de despejar el área por si se llega a presentarse alguna explosión y luego, se ocupa de los más graves, prestándole los primeros auxilios. Todo, mientras llega la ayuda.



* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.