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Un caso de urgencia


Se trata básicamente de estar dispuesto a confiar.


Una mañana de sábado llegué a Magio cuando recién comenzaban y, como les dejé saber ese día, llegué por urgencia y nada de fe. Siendo una mujer profesional, joven, exitosa, dueña de empresa, había conquistado muchas cosas en la vida, pero tenía un sueño sin cumplir y era el de ser madre. Bajo mi brazo, en un sobre, llevaba una información que era el motivo de mi visita. 

Me presenté y sin contar nada de mi historia. Me comentaron cómo se trabaja de la mano de los ángeles y especialmente la parte médica angelical de forma más detallada. Deseé encontrar la ayuda que para ese momento necesitaba, por lo tanto, sin entrar en mayores detalles, comenté que en ese sobre estaban los resultados de ecografías y otros análisis que mostraban que el paso siguiente de la medicina terrenal era hacer una histerectomía, es decir, perder toda posibilidad de ser madre. La cirugía iba a tener lugar en un plazo no mayor a tres meses, por lo que habiendo agotado todos los recursos que yo conocía, mi asistente, sabiendo mi resistencia a estos temas de orden espiritual, se atrevió a sugerirme que probara esta opción y así llegué a ese punto de la cita.

La charla se desarrolló dentro de los términos que me fueron explicados y hablé con los representantes de la Corte Médica Celestial. Giovana, sin ser médico, transmitió la información que definía mi diagnóstico y lo confirmaba en lo terrenal, pero recibí una explicación muy amorosa, muy coherente y muy dentro de un lenguaje que para mí es totalmente aceptable de cómo trabajar esta situación desde ese aspecto espiritual. Llegamos a un trato terreno en el que considero soy muy buena y durante un mes íbamos a trabajar juntos: yo, entregando mi confianza y el Cielo, haciendo un ejercicio muy sencillo en las noches, que no requiere más que alistar un vaso con agua y unos mínimos elementos. Se trataba básicamente de estar dispuesta a confiar en el ejercicio y debo confesar esto era nuevo para mí.

Lo hice y pasaron varias cosas: mi esposo desde la primera noche, lejano a estos temas porque no me atreví a contárselo porque él compartía mucho de mi antiguo pensamiento, se despertó sobresaltado sintiendo que en nuestra habitación había algo que se podría definir como presencias o gente y eso lo despertó. No es un hombre que acuse miedo fácilmente, pero él no entendía lo que estaba pasando, por lo que esa misma noche nos sentamos a hablar de mi experiencia del día y él recibió muy comprensivamente esa información y decidió apoyarme, diciendo que durante ese mes iba a estar acompañándome durmiendo en la habitación de al lado, según él, para no afectar mi tratamiento.

Durante ese mes hubo bastantes cambios en mi cuerpo muy evidentes y puedo decir que cumplí mi parte del trato sin descuidar las revisiones con mi sistema de salud habitual, por lo que fui a mi médico y le pedí que confirmáramos con nuevos exámenes el diagnóstico. Me mandó a hacer otra ecografía y todas las demás pruebas.

Pedí una cita con Giovana y con un nuevo sobre bajo el brazo, volví a Magio. Le dije muy emocionada que esta vez venía por convicción y ya no por urgencias, porque para sorpresa de todo el equipo médico, de mi marido y hasta a mí misma, el diagnóstico resultó totalmente diferente. Todo el tema se redujo a tener un par de miomas muy pequeños que requieren un mínimo tratamiento de medicación y podía empezar con mis preparativos de cara a buscar una maternidad más adelante.

Los médicos me preguntaban que había estado haciendo durante ese mes entre las dos ecografías y la verdad, no supe qué decirles. 

Hoy gracias al Cielo  puedo escribir esta historia como el inicio de muchas novedades en mi vida.




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