'Me mostraron las señales, las vi y las entendí.'
En enero de 2022, después de casi dos años de pandemia, me lancé a viajar a Santa Marta. Iba en el viaje sola y tenía un poco de miedo de volver a salir de casa después del aislamiento. Le pedí a Dios y a los ángeles que fueran de paseo conmigo y que me mostraran señales para tomar las mejores decisiones en el viaje. Cada día me mostraron las señales de forma perfecta.
Solo, a manera de ejemplo, un día decidí irme al Parque
Tayrona. Me decían que había tres alternativas: La primera, por tierra, yendo sola,
tomando un bus público a las 6 am y caminando 3 horas desde un punto de la
entrada del Parque, hasta la playa que quería. Esta opción era la más
económica. La segunda opción, era irme en un tour privado, que me recogía en el
hotel a las 5 am y también implicaba una caminata de 3 horas hasta la
playa que quería. Esta era mucho más costosa y significaba madrugar, lo
que casi no me gusta. La tercera opción era en lancha, tomando un bus
hasta Taganga (15 minutos) y ahí se contrataba la lancha que, en una hora, me llevaba a la playa que quería. Costaba lo mismo que el tour privado y no
debía madrugar, porque salían solo desde las 10 am. Así que, al revisar
las alternativas, la tercera era la mejor para mí.
Cuando llegué a Taganga había
como 10 empresas que se acercaron a ofrecerme el tour. En ese momento dije: "Muéstrenme". Una señora se me acerca y me dice: "Señorita,
estamos por salir, es la lancha que ve allá” y me señala una lancha con
nombre: “Nory Ángel". Así de claro supe, ¡esa es!
El viaje fue perfecto. Todo el tiempo aparecieron ángeles en la tierra que también me cuidaban.
¡Me mostraron las señales, las vi y las entendí!
Gracias al Cielo, por su acompañamiento.