¡¡¡Espero que tu ángel sea tan contundente y te consienta tanto como lo hace conmigo Emmanuel!!!
En
una de mis tantas y gratas vistas a Magio para recibir la carta de mi ángel, me encontré
inmersa en una charla auspiciada por el mejor anfitrión: Mauricio.
Mientras Giovana
realiza los mensajes, él nos abre su corazón, su sabiduría y nos congrega alrededor
de distintos temas que captan de inmediato nuestro interés, formando así una
tertulia maravillosa.
Mauricio ese día compartió la experiencia de
alguien que tenía una forma muy particular de relacionarse con su ángel, se
trataba de una persona que le ponía citas en sueños. Lo citaba en un lugar para
charlar con él y a otro día recordaba con claridad sus encuentros y consejos.
Cuando
escuché la historia me pareció genial. Como les compartí en mi primera historia en este blog: Libélulas I, el santo y seña con mi ángel se estableció casi que desde antes de
llegar a Magio. Emmanuel mantenía constante contacto conmigo, sus
manifestaciones y respuestas para muchas situaciones nunca se hicieron esperar.
Agradecida y muy orgullosa de la relación tan entrañable que rápidamente
establecimos, le propuse a Emmanuel en ese instante que nos comunicáramos a
través de los sueños. Ya luego de mucho rato de conversar de esto y aquello, me
fui recargada digiriendo el lindo mensaje que acababa de recibir a través de
Giovana.
Al
llegar la noche empecé a charlar con Emmanuel, le dije que quería que nos
viéramos en la playa, aunque para esa fecha no había estado en una, le pedí que
fuera en un atardecer con un mar azul calmado y ambiente cálido. Le dije qué temas quería tratar, mientras caminábamos descalzos en la arena y prácticamente
podía ver el lugar al cerrar los ojos… En eso se fue el tiempo y ya llevaba
mucho rato tratando de conciliar el sueño, lo cual no lograba, porque mi mente
ansiosa. Solo repetía: "Por favor, por favor, quiero soñar contigo." Esa noche me
desvelé, me levante cansada y con algo de desilusión, al no lograr charlar con él
cómo había pedido.
Esta
rutina se repitió varias noches hasta que perdí la cuenta, pero recuerdo que ya estaba
algo irritable por la falta de sueño. Una noche le dije con firmeza: "Ya no
quiero soñar contigo, quiero y necesito dormir." Mi rutina por esos días era algo
cargada, trabaja en una oficina de 7am a 5pm, de 6 a 10pm estudiaba, tres días a la
semana entrenaba con un equipo de baloncesto hasta las 11 o 12, en fin... Efectivamente pude dormir y dejé de insistir en soñar con él.
Pasaron
unas semanas, quizá un par de meses y una mañana al sentarme en la cama para levantarme, sentí una luz blanca que emanaba de mi pecho y escuché una voz en mi
cabeza que me decía: "Soñaste conmigo." A
lo cual respondí en voz alta: "¡Siii! Pero no se vale, porque no me acuerdo." Y estaba meneando la cabeza, con una sonrisa en
mi rostro, cuando mi esposo, al que había despertado, me preguntó sorprendido con quién estaba hablando y yo le dije que con nadie.
Sí,
no recuerdo lo que soñé, pero esa sensación al levantarme fue única. De hecho, no se
ha vuelto a repetir. Analicé qué me estaba mostrando Emmanuel y luego de un
tiempo, de largas charlas en Magio y de experiencias concluí:
1.
Me jugó una broma: le gusta verme reír en las cartas me lo dice.
2.
Hay que ser específicos: mi ansiedad me hizo centrar en: "Por favor, por favor
quiero soñar contigo" y tenía razón, nunca le dije que quería recordar el sueño.
3.
Cada ángel se manifiesta de distintas maneras y será siempre lo más cercano a lo que
tus creencias o gustos lo permitan. Por tanto, no encasilles al tuyo buscando
que sea a través de las experiencias de otros ni limites su creatividad, déjate
sorprender.
¡¡¡Espero que tu ángel sea tan contundente y te consienta tanto como lo
hace conmigo Emmanuel!!!
Posdata:
El impedimento
para comunicarnos a través de los sueños fue causado por mi mente, la parte racional que
no nos permite creer. Como evidencia me queda el hecho de no recordar nada, pero
sentir la certeza en mi corazón que efectivamente soñé con mi ángel.