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❤❤ CORAZONES❤❤

Una estudiante joven y tierna le hace una petición a su ángel de la guarda. Quiere tener la certeza de que él está junto a ella y le dice: «Quiero que te presentes siempre en forma de corazón.»


Desde entonces los corazones adquieren una especial importancia en su vida y, claro, los ve en todas partes. No solo en las vitrinas de los almacenes, joyerías o en tiendas de ropa para niñas; los ve en la forma de los charcos, en las nubes o en una mancha cualquiera.

Una noche, cuando regresa de la universidad algo tarde, le pide a su ángel que la acompañe y la proteja. Se apresura por las calles solitarias hasta llegar a su edificio. Aliviada, sube hasta su apartamento y cuando abre la puerta, ve reflejado en el piso un corazón enorme, que la deja perpleja. 

Voltea a mirar a la luz del corredor, sin comprender el origen, no hay nada distinto en la lámpara que genere ese reflejo. Pero, es diciembre y en casa siempre, desde el primero, arman la navidad. En la puerta hay una corona, con un Papá Noel en medio y la forma de las piernas del muñeco, son las que reflejan en el piso la sombra de un enorme corazón.

Ella lo sabe, esto no es más que la confirmación de que su ángel de la guarda estuvo, está y estará a su lado.



* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.

Personificación

Dicen que los ángeles en ocasiones especiales puede transmutar.


Mateo está a punto de terminar el colegio. Debe presentarse a la cita para ver si es apto para prestar el servicio militar. Él no quiere irse, no quiere alejarse de su familia, le ilusiona poder entrar a la universidad y está muy, muy asustado. Hay cientos de muchachos en el lugar, pero a pocos, como a él, se le escapan algunas lágrimas… y también se siente mal por ello.

Está sentado en las gradas del coliseo al que fueron llamados, cuando se acerca otro joven que nota su tristeza y se hace a su lado.

—No llore, que a nosotros no nos van a llevar.

—¿Y qué tal que sí…? —responde Mateo afligido.

—No, tranquilo, hágase a mi lado —le dice cuando los llaman a hacer fila—. Eso sí no llore, porque donde lo vean llorar, ahí sí van a querer llevárselo para que se vuelva hombrecito.

El joven apenas se seca las lágrimas con las mangas de su buso y va delante de su nuevo amigo, hasta llegar donde los entrevistadores. Pasa de primero y luego de una rápida mirada, más se demoran en ojear los papeles, que en rechazarlo por considerarlo no apto.

No puede disimular su alegría y da las gracias al militar que lo atiende. Voltea a buscar a su amigo, para contarle la buena noticia y, claro, saber qué le dijeron a él. Pero, no está con los demás entrevistadores, entonces lo busca entre los que acaban de salir y no lo ve. Lo busca en las filas y tampoco está. Se sube a las graderías para poder ver mejor y nada… ¡No lo encuentra por ningún lado!

La única idea que viene a su mente en ese momento es que el joven era su ángel de la guarda. Ese que había conocido tiempo atrás en Magio a través de un mensaje, ese que a veces recordaba, pero la mayoría del tiempo no tenía presente. Ese al que ahora sentía más cerca y al que quería dar las gracias. Por eso, regresa a la casa de Magio y les cuenta esta historia.



* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.