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Ángel juguetón

Los ángeles no tienen ni requieren nombre, solo nos dan uno con el que podamos identificarnos.


Una joven tiene cita para conocer, por vez primera, a su ángel de la guarda. Está emocionada y expectante, cuando a través de Giovana, su custodio se dirige a ella con cariño y se presenta como Mario.

—¡¿Mario?! Pero Mario, ¿qué? —le pregunta.

Sabe por una amiga cercana y lo corrobora con Giovana que algunos ángeles se presentan a veces con títulos nobiliarios, números regnales, apellidos sofisticados que suenan a alta alcurnia y abolengo...

Sin embargo, su ángel de la guarda es Mario, Mario a secas, como él mismo le confirma. Un tanto desilusionada, no con su mensaje, sino con la sencillez del nombre, decide seguir el consejo de la canalizadora y pedirle una señal, algo con que pueda identificarse y saber que está con ella. Porque como ella misma dice:

—¡Con ese nombre…!

Y atendiendo a su pedido, su estimado Mario se hace notar de una manera muy divertida. Le llega un mensaje a su teléfono con una particular imagen, nada más y nada menos que un icónico héroe de videojuegos, el más conocido de los hermanos dispuestos a rescatar de los monstruos en cada nivel a la Princesa Peach, secuestrada por el Rey de los Koopas. 

Con su grueso bigote y en su versión de gorra con alas, se vuelve la imagen con la que la joven va a relacionarse con su ángel de ahora en adelante. 

Y aunque Mario, el ángel, no tiene título nobiliario, podría anteceder su nombre con un 'Súper' de superhéroe y como tampoco tiene apellido, ella podría darle el de 'Nintendo' si le place.




Foto tomada de Internet link:

* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.

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