El Cielo tiene un modo particular de actuar, que no siempre es fácil de entender.
Jairo es empleado de una fábrica
y está algo estresado porque van a hacer evaluaciones para una reestructuración
de la empresa. Si sale bien, puede involucrar un ascenso; pero si sale mal,
puede terminar en despido. Es padre de familia, está pagando su casa y un carro.
Lo que menos necesita en este momento es quedar desempleado. Conoce desde hace
algún tiempo a su ángel de la guarda, así que se pega del Cielo y pide ayuda
para conseguir la promoción y un
mejor salario.
Tiene planeado salir temprano
para irse a su casa a estudiar. Debe leer manuales que hace tiempo no repasa y prepararse así para el examen. «Desafortunadamente»
piensa él, surge un inconveniente de última hora. Una de las máquinas ha dejado
de funcionar adecuadamente y tiene que resolverlo de inmediato, antes de que se
retrase toda la producción y, peor aún, puedan incumplir con los despachos.
Sus planes se ven
postergados, no puede irse a casa hasta no dejar resuelto el asunto. Le toma toda
la tarde y gran parte de la noche, encontrar la solución. Sin embargo, lo consigue y con la suerte de que no se ven afectadas las entregas. Cansado por la larga jornada y por el estrés que
ha implicado encontrarle una salida a toda la situación, llega a casa directo a
dormir. No hay tiempo de estudiar, tiene que madrugar para el examen.
Al otro día, frente a la
evaluación, no da crédito a lo que lee, jamás lo vio venir... El primer punto que
debe resolver de la prueba, es justo el mismo caso que debió enfrentar el día anterior. Se
ríe para sí y da gracias a su ángel y al Cielo. Está seguro ahora que va a
conseguir esa anhelada promoción.
* Las historias están basadas en hechos reales, sin embargo, algunos detalles, nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de sus protagonistas.
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